Durante la Semana Negra del 2011 asistí a la que se convirtió, desde ese mismo momento, en la presentación literaria más sorprendente y adictiva a la que había asistido nunca en el evento gijonés y, si me apuráis, a una de las más brillantes de todas las que he visto en los múltiples eventos que he recorrido y, creedme, son muchos.
Se trataba de la presentación del proyecto Hijos de Mary Shelley, capitaneado por Fernando Marías. Fernando ya me tenía acostumbrado a huir de los recursos tópicos a la hora de presentar sus novelas, logrando que siempre me siente entre el público con verdaderas ganas de ver que pasa y de disfrutar del evento. También tenía bastante claro que Fernando es el creador más valiente, inquieto y atrevido, a la hora de probar cosas nuevas, mezclar géneros, idear locuras maravillosas que finalmente se convierten en un éxito indudable. Sabía todo eso y, sin embargo, ni siquiera así logré escapar de hechizo que nos tenía preparados.
Por esto y por muchas cosas más, he reconocido frecuentemente con el equipo de trabajo de este proyecto que tanto nos ilusiona que es el Celsius 232, y ahora que ya estamos compartiendo información con vosotros aprovecho para que decirlo aquí públicamente, que la presentación por primera vez en Asturias del segundo proyecto Hijos de Mary Shelley es la pieza que más feliz me hace tener dentro del festival y, de cara al futuro, un pilar fundamental en el devenir futuro de esta aventura.
Para aquellos que no conozcan este proyecto dejo a continuación, en otro color y tras este retrato de Mary Shelley realizado por Richard Rothwell, un extracto del prólogo del libro Cronotemia y otras historias de viajeros en el tiempo, que lo explica muy bien:
El 16 de junio de 1816, como es sobradamente conocido, un grupo de escritores que con el tiempo merecerían el rango de leyenda –lord Byron, Polidori, Percy Shelley- se reunieron alrededor de la chimenea en el salón de Villa Diodati, junto al lago Leman, y jugaron, durante la larga noche que así comenzaría, a idear historias de terror que se narraron unos a otros. De aquella reunión surgió, engendrada en la mente de la única mujer presente, Mary Shelley, la más desgarrada historia de soledad y afán de amor que ha dado la literatura mundial: Frankenstein o el moderno Prometeo.
Así como el monstruo de la novela era hijo del doctor Victor Frankenstein, y este, a su vez, era hijo de la novelista, también podemos llamar hijos de Mary Shelley a todos aquellos escritores que a lo largo del tiempo han soñado con emular su obra inalcanzable. ¡Feliz estigma, amar la literatura de terror! Hermosa aventura, militar en la idea de que la palabra y la narración pueden, desde el terror, desde la esencia gótica y la fantasía desatada, explorar las más ominosas simas del alma humana, y también las más conmovedoras.
En lo que se refiere al papel de Hijos de Mary Shelley en el Celsius 232 de este año, decir que constará de dos sesiones de aterradora y lírica narración oral ante el público con la participación de Luis Alberto de Cuenca, Espido Freire, Raquel Lanseros, Luisgé Martín, Vicente Molina Foix, Vanessa Montfort y el rapero Shone.
La sesión primera tendrá lugar el miércoles 18, de 20.15 a 22:00, y contará con la presencia de Fernando Marías, Vicente Molina Foix, Vanessa Monfort y Luisgé Martín.
La segunda sesión será el sábado 21, de 20.45 a 22:15, con la presencia de Fernando Marías, Espido Freire, Luis Alberto de Cuenca, Raquel Lanseros y el rapero Shone.
Ambas sesiones serás en el auditorio de la Casa de Cultura de Avilés y, os lo aseguro, ¡no os las podéis perder!